En algún lugar muy muy lejano existía un pueblo llamado locuralandia y era bastante singular, pues estaba compuesto de personas completamente distintas entre sí y muy irregulares. El carpintero era un dedo de chimpancé, el médico del pueblo, un anillo de rey, la maestra de escuela era una oxidada aguja, el ricachón era un tintero y ni que decir de el mecánico, pues era un bolsillo de chaqueta, así mismo habían muchos personajes igual o más extraños que estos.
Había también un viejo zapato llamado Zapatiño a quien casi nadie quería en el pueblo, pues no era egoísta y malhumorado como todos los demás, era un anciano muy solidario y bondadoso, generoso y muy sonriente a pesar de su rechazo, nunca se negaba a hacer un favor ni a escuchar a alguno de sus vecinos contar sus historias de peleas y problemas todo el día, algunos dicen que tenía un corazón tan grande que después de recibir muchos insultos y burlas de los demás, rezaba al dios oreja para que los cuidara y los perdonara por lo que habían dicho.
Algún día hubo un zancudo que llegó al pueblo bastante creído y malgeniado, y por estas características tan dañinas fue muy bien acogido por el pueblo, hacía maldades en todo lugar y los demás se lo festejaban, todo el mundo lo tomó como su héroe, incluso salían juguetes alusivos a su maldad los cuales eran comprados por todos los pequeños relojitos del lugar con permiso de sus padres…
A Zapatiño nunca le gustó la actitud del zancudo, y a pesar de estar prácticamente acostumbrado a compartir con gente como él, era tan malo, que le aborrecía tan solo pasar a su lado, además de que le hacía, en especial a Zapatiño, las peores burlas y bromas pesadas; Se cuenta que una vez le escondió sus cordones por lo que Zapatiño tuvo que salir desnudo a buscarlos por todo el pueblo, y que un día lo picó tantas veces que tuvo que estar casi dos semanas en el hospital en cuidados intensivos; En fin, zancudo era de verdad muy malo.
Se acercaban las elecciones del rey de locuralandia y había tan solo un candidato: zancudo, pues tenía tanto apoyo del pueblo que nadie se atrevió a ser su contrincante, no solo por el miedo que le tenían, si no también por prometer hacer del pueblo el peor de los infiernos, lo cual era muy llamativo para los detestables ciudadanos de locuralandia.
Zancudo estaba tan seguro de ganar que ni siquiera hizo campaña, y lastimosamente así fue; Por mayoría de votos se postuló como el nuevo rey de locuralandia, y la expresión: “mayoría de votos” es tan solo un decir, pues el único voto en blanco fue el de Zapatiño quien ese mismo día, mientras los demás festejaban, bailaban y se embriagaban por la victoria de zancudo, lloraba pidiéndole al dios oreja que ocurra algo con el fin de que no siga haciendo maldades en el pueblo y más aun siendo ahora el que tenía el poder.
Zancudo se tomo muy en serio el hecho de tener el poder total sobre los ciudadanos de locuralandia y por ello hizo con ellos lo que quiso, nunca hacía nada para solucionar los problemas de las personas ni por mejorar su calidad de vida, si no, por el contrario las empeoraba cada día más, y con el paso del tiempo la gente se empezó a dar cuenta de lo malo que era, y la pésima idea que había sido haberlo escogido como rey, aunque todo el mundo se había resignado a soportar todas sus ocurrencias y mandatos absurdos pues era tal el miedo que le tenían que nadie se atrevía a contradecirlo.
Algunos días después, la gente se amontonó alrededor de la casa de Zapatiño, quien era el más sabio en el lugar, a pedirle que por favor los ayude a pensar que hacer frente a tal demonio, y Zapatiño sin pronunciar muchas palabras se acercó al castillo de zancudo y lo aplastó con su fuerza, ya que era muy malo pero a la vez muy débil, cuando cayó muerto la alegría del pueblo era tan grande que inmediatamente la gente postuló como nuevo rey a Zapatiño, lo cargaron en hombros y pidieron perdón por todas las ofensas contra él, incluso estaban tan agradecidos por lo que había hecho que casi todo el mundo le llevo grandes regalos.
El tintero le regaló unos cordones nuevos, muy lujosos por cierto, a lo cual Zapatiño le agradeció mucho, pues los que tenía ya estaban muy viejos y desgastados, la oxidada aguja le regaló un gran frasco de betún pues ya no tenía con que bañarse, el dedo de chimpancé le regaló una suela nueva que le sirvió de mucho, a su edad los pies ya estaban bastantes desgastados, y así todo el mundo, Zapatiño recibió muchísimos regalos y perdonó a todos por sus ofensas, aunque aclaro que no quería ejercer el papel de rey, pues no estaba bien que alguien tuviera más poder sobre los demás.
Zapatiño les propuso algo a todos, les dijo que en vez de escoger un rey que pudiera mandar a los demás, todos en conjunto pudieran tomar las decisiones para su propio beneficio, acordando de que manera proceder para no afectar a nadie en lo que se vaya a hacer, entonces todos estuvieron de acuerdo y celebraron la buena idea de Zapatiño; cada fin de semana se reunía todo el pueblo y discutía los temas de interés social, y poco a poco Zapatiño se convirtió en un buen líder a quien todos lo escuchaban y aprendían de su sabiduría, y locuralandia se volvió el pueblo más feliz del mundo, con la gente más amable y mas sonriente que jamás ha existido!
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