lunes, 8 de noviembre de 2010

Cosas de Niños

Esta no es una historia como cualquier otra, en esta historia no existe el típico enemigo que al final termina siendo derrotado por algún personaje inesperado que por supuesto no tenía ninguna oportunidad de hacerlo.En un pequeño pueblo muy lejano de la urbanidad, existía una pequeña familia como cualquier otra, en la que lo tradicional y lo campesino se mesclaba de una manera mágica, todo fluíanormalmente, excepto por un pequeño detalle, Santi, el pequeño consentido de la familia tenía una extraña enfermedad que poco a poco consumía su vida a tan solo 6 años de haber visto la belleza mundo.
La familia se componía de tres personas: Jaime, el padre, quien velaba por conseguir lo suficiente para obtener la deseada felicidad de su familia, muchas veces sin tener éxito en tan excepcional tarea; Santi, una criatura tan feliz que era casi imposible creer que supiera de la grave enfermedad que tenía, y por ultimo un personaje bastante singular: don Joaquín, el típico abuelo alcahuete que a sus 83 años tenía el mismo ánimo infantil que su sonriente nieto, empeñado en darle a Santi lo que en medio de su pobreza podía darle; Lo más irónico en esta historia, es que el único enemigo que existía era la terrible enfermedad de Santi la cual solo sería curada con una cirugía tan costosa que la resignación de la familia era evidente desde el día en que se enteraron de su utopía.
Algún día mientras Jaime cultivaba la tierra, Santi se acercó con su abuelo gritando y saltando de felicidad, corrían de un lado a otro y con una sonrisa tal, que sin duda eran los niños más felices del mundo, uno de 6 años y el otro de 83; en medio de su desesperación por no poder trabajar en paz, Jaime regaño fuertemente a Joaquín: “papá ya estas bastante viejo y desgastado como para seguir jugando con un niño, vete a la casa y duerme, que tal vez, nunca más despiertes”.Con lágrimas en los ojos Joaquín le respondió: “si Jaime, sé que no tengo edad para seguir con estas cosas tan infantiles, ni tú tienes tiempo para escuchar cosas de niños” y se fue a acostar.
Con mucha paciencia Santi espero sentado sobre una roca toda la tarde hasta que su padre terminara de trabajar, insistiéndole en que tenía algo importante que decirle, a lo cual Jaime no hacía caso alguno, pues estaba empeñado en terminar su trabajo, y cuando lo hizo ya eran muy altas horas de la noche por lo cual Santise había quedado dormido, Jaime se le acercó y junto a él encontró un examen del médico en el cual afirmaba que la enfermedad de Santi sería curada en muy poco tiempo, pues una gran empresa se había compadecido del pequeño y había regalado la cirugía que necesitaba. Pronto Jaime se dio cuenta que las “cosas de niños” de las que hablaba su padre, era la mejor noticia que seguramente recibió en toda su vida. Desde aquel día, Jaime dedicó absolutamente todo su tiempo en escuchar las cosas infantiles que decía Santi, pues eran a su vez las palabras más sabias que ningún gran pensador había pronunciado!

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